domingo, 19 de febrero de 2012

El Hombre de Negocios en el S XVI

APROXIMACIÓN A LA FIGURA DEL HOMBRE DE NEGOCIOS
El término "hombre de negocios" parece más adecuado que el de mercader para
referirse a las personas dedicadas al comercio en el siglo XVI, ya que cambio y
comercio son sus dos actividades principales tal como se determina en una carta que
Carlo y Cosimo Martelli envían a Simón Ruíz el 20 de diciembre de 1564: "Abemos
aqua abierto cas con faculta y gobierno por dar recaudo a toda suerte de nagozios
honrados tonto de cambyo que de mercadura". Cambyo y mercadura son, pues, dos
actividades que, aunque diferenciadas en la teoría, se hallan íntimamente ligadas en la
práctica.
Por lo que respecta a la mercatura señalaremos que, obviamente, no todos los
mercaderes comerciaban con los mismos géneros. Según Carande, dentro de la
península Ibérica, los de Burgos, Santa María y Los Castros, por ejemplo, eran
grandes comerciantes de lanas; los de Segovia, interesados en el arte textil,
suministraban materia prima a los tejedores. Sin embargo, no existe una estricta
especialización mercantil. Un mismo mercader igual comerciaba con diamantes que
con sal, solía ser, a la vez, importador y exportador... No sólo eran variadas sus
mercancías, sino también el tipo de asociación que llevaba a cabo con los otros
comerciantes. Se asociaba temporalmente con otros, trabajaba a comisión, nombraba
un representante o comisionado en otra ciudad, a quien enviaba sus mercancías, que
se encargaba de buscar compradores...
A pesar de que la especialización comercial fuera poco estricta, podemos afirma
que es ahora, en el siglo XVI, cuando comienza una división del trabajo, necesaria
debido a la amplitud acrecentada del mercado y del volumen del intercambio (no
olvidemos el incremento demográfico) elementos que para Adam Smith, pondrían en
marcha el comercio y le conferirían sus dimensiones.
Esta especialización establece una jerarquía mercantil. Según Contruri, ya en
1456, existía una gran distancia entre la práctica de la mercatura, el arte mercantil, y
el ejercicio de la mercanzia, la vulgar mercancía. De hacho en cada lengua se han
desarrollado distintos vocablos para diferenciarlas. En Italia negoziante y mercate a
taglio; en Inglaterra merchant, que en los puertos ingleses no se ocupa más que del
comercio a distancia y tradesman; en Alemanis Kaufmann y Kramer... En el nivel
inferior de esta jerarquía encontramos una multitud de buhoneros, tratantes de Pilar Rivero Gracia clio, 31, 2005 [http://clio.rediris.es]
Depósito legal: M-39276-1998 ISSN: 1139-6237
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grano, vendedores de mercancías (travelling market folks), tenderos, revendedores de
chucherías, etc, todos ellos relacionados entre sí siguiendo diversos tipos de
asociación. En palabras de Braudel, "El universo mercantil es todo ese conjunto, con
sus coherencias, sus contradicciones y sus cadenas de dependencias."
Según las actividades del hombre de negocios, podemos establecer esta
clasificación:
1.- Dedicados al comercio a distancia o al "Gran Comercio"
a) Mercaderes-banqueros: Forman la elite, no se puede acceder a esta
categoría hasta no haber acumulado un capital considerable.
b) Mercaderes más modestos: Con la solvencia necesaria para
embarcarse en la aventura del comercio a distancia, pero sin
capital suficiente para convertirse en grandes prestamistas.
2.- Mercaderes de tienda: Aquellos que ofrecen sus productos a los clientes en
establecimientos de venta fijos dentro de la ciudad.
3.- Mercaderes ambulantes: Forman el escalafón más bajo de la jerarquía
mercantil. Son aquellos que yendo cargados con sus mercancías de un
lugar a otro, articulan el comercio a escala regional. Los buhoneros
serían el ejemplo más claro.
Evidentemente, para dedicarse al comercio era necesario adquirir unos
conocimientos previos, mayores según el puesto que se aspirase a ocupar en esa
jerarquía mercantil. Esto lo expresa claramente Fiorauant al decir sobre los hombres
de negocios: "Celuy qu'l'exerce doit estre homine de gentil esprit, bon entendement et
heureuse memoire et scavoir et diverses choses...". Había que adquirir ciertos
conocimientos: establecimientos de precios de compra y venta, cálculo de interés
simple y compuesto, cálculos de precios de costo, correspondencia de pesos y
medidas, manejo de monedas, letras de cambio, pagarés y títulos de crédito, arte de
preparar el balance simulado...
Según Villani, ya desde 1340, en Florencia, una ciudad de alrededor de
100.000 habitantes, de los 8.000 ó 10.000 niños que van a aprender a la escuela
primaria 1.000 ó 2.000 pasan a una escuela superior hecha especialmente para
aprender los mecanismo y la práctica del comercio. Los niños permanecían allí hasta
los 15 años, estudiando aritmética (algorismo) y contabilidad (abbaco). A terminar
esos cursos "técnicos", y eran capaces de llevar libros de contabilidad para Pilar Rivero Gracia clio, 31, 2005 [http://clio.rediris.es]
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registrar operaciones de ventas a crédito, de comisión, de compensaciones de ciudad
a ciudad, de reparto de beneficios entre los participantes de las compañías, etc. Poco a
poco el aprendizaje se perfeccionaba y algunos de ellos entraban a estudiar un nivel
superior la mayoría de éstos iban a la Universidad de Bolonia.
Durante su aprendizaje usaban diversos manuales

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