El panfleto es un género celebrado en Francia y despreciado en España. En Francia lo han cultivado los escritores más insignes: Frédéric Bastiat en toda su obra; Jules Michelet en Des Jésuites; Victor Hugo en Napoleon le petit; Émile Zola en J’accuse; Julien Benda en La trahison des clercs; Jean-Paul Sartre en Un essai sur la question juive; Jean-François Revel en La cabale des dévots, y Raymond Aron en Pladoyer pour l’Europe décadente, por citar los casos que vienen más a cuento. En el panfleto se defiende apasionadamente una causa (o se ataca una situación), apelando a las emociones del lector, ciertamente, pero también argumentando las tesis presentadas y aduciendo las pruebas relevantes.
En la España actual, el panfleto, confinado a las alcantarillas de la literatura, es un escrito situado en las fronteras del Código Penal y la definición del Diccionario de la Real Academia, «libelo difamatorio», y refleja el estilo bronco de nuestro debate político. El proyecto de Carlos Rodríguez Braun, anclado en aquella visión noble del panfleto, se inspira en las obras de Aron y Revel y, sobre todo, en las de Adam Smith, Bastiat y la escuela austríaca; el pulso de estos insignes defensores [...]
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