sábado, 5 de enero de 2019

Platon La Ciudad El Comercio y La División del Trabajo

Las necesidades del hombre dieron origen a la ciudad. Las más relevantes eran la alimentación, la habitación y el vestido. Sin alimentos, casa y ropa, el hombre no podría sobrevivir mucho tiempo. Era su instinto de supervivencia el que lo obligaba a unirse con otros hombres para lograr aquello que era incapaz de hacerlo con sus propias armas: satisfacer sus necesidades. Ahora bien: ¿de qué manera la ciudad podía garantizar la supervivencia del hombre, satisfacer tantas y tan disímiles necesidades? Resultaba por demás evidente que necesitaría albergar en su seno hombres que estuvieran en condiciones de desempeñar tareas diferentes encargadas de satisfacer necesidades específicas de los hombres. 
Sócrates pasó a enumerar los siguientes tipos de trabajador: labrador, albañil, tejedor, zapatero y quien se encargara de proveer las necesidades materiales (4). Al principio la ciudad debería estar compuesta de hombres capacitados para desempeñar alguna de estas actividades. Pero para que la ciudad funcionara ordenadamente sería fundamental que cada hombre que desempeñara una función determinada, lo hiciera en función del bien de todos y no de sí mismo. En este parte del libro Platón condenó el egoísmo y ensalzó la idea del bienestar general. Si el zapatero dedicaba todas sus energías en fabricar zapatos para todos, el albañil en construir casas para todos y el tejedor en hacer ropas para todos, el bienestar de la sociedad quedaba asegurado. Pero si el zapatero o el albañil o el tejedor, dedicaban la mayor parte del tiempo en satisfacer sus propias necesidades, el bien común público se resquebrajaba. Si cada hombre ejercía las funciones de labrador, albañil, tejedor y zapatero, no hacía más que pensar exclusivamente en sí mismo e impedía que otros ejercieran, por ejemplo, las funciones de albañil, tejedor o zapatero más eficazmente que él (5).
Platón pensaba que si cada hombre dedicaba todas sus energías en ejercer aquella función para la que mejor estaba preparado, todos se beneficiaban. Si el albañil se dedicaba exclusivamente a edificar casas y el zapatero a hacer zapatos, las casas y los zapatos serían de mejor calidad. Platón tenía en mente la noción de “dedicación exclusiva” o, si se prefiere, de “full time”, tan en boga en siglos posteriores (6).

 la idea de que la virtud es conocimiento

(1) PLATÓN: “República”, Editorial Universitaria de Buenos Aires, traducción directa del griego por Antonio Camarero, 1981, pág. 159.
(2) “A mi juicio-dije yo-, la ciudad tiene su origen en que cada uno de nosotros no se basta a sí mismo y necesita de muchas otras cosas. ¿O a qué otra causa atribuyes tú el origen de la ciudad?”, ibídem, pág. 160.
(3) “Tenemos, pues, que un hombre se une a otro llevado por una necesidad, y a otro llevado por otra necesidad diferente, y como las necesidades son varias, su multiplicidad reúne a muchos hombres en un mismo lugar, que se asocian para ayudarse entre sí, y a esta sociedad le damos el nombre de ciudad, ¿no te parece?”, ibídem, pág. 160.
(4) Ibídem, pág. 160.
(5) “¿Y qué? ¿Será necesario que cada uno ejerza a favor de los demás el oficio que le es propio? ¿Qué el labrador, por ejemplo, procure los víveres para los otros cuatro, y que emplee cuatro veces el tiempo y cuadruplique sus esfuerzos para proveer los alimentos y compartirlos con los demás, o será mejor que, sin preocuparse por los demás, recoja para él sólo la cuarta parte de los alimentos en una cuarta parte del tiempo, y dedique las tres cuartas partes restantes en construirse una casa, en fabricar sus ropas y su calzado, sin tomarse el trabajo de preparar nada para los demás, atendiendo por sí mismo a todas sus necesidades?”, ibídem, pág. 161.


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